El Partido Comunista
Para hacer la revolución, se necesita un partido revolucionario. Sin un partido revolucionario, sin un partido creado conforme a la teoría revolucionaria marxista-leninista y al estilo revolucionario marxista-leninista, es imposible conducir a la clase obrera y las amplias masas populares a la victoria sobre el imperialismo y sus lacayos.
– Fuerzas revolucionarias del mundo uníos, luchad contra la agresión imperialista. Mao Zedong
La situación con la que nos encontramos los y las comunistas a día de hoy es crítica. El marxismo ha sufrido un retroceso enorme en cuanto a influencia y reconocimiento entre las clases oprimidas; la inmensa mayoría de los autodenominados Estados socialistas han desaparecido; la inmensa mayoría de los Partidos Comunistas históricos se han disuelto o han abrazado sin complejos la socialdemocracia más vulgar; finalmente, las clases proletarias se encuentran en una situación de debilidad casi sin precedentes, sufriendo el asalto constante de un imperialismo que se cree sin enemigos.
Aunque sea típico considerar la caída del Muro de Berlín como punto de inflexión en el retroceso comunista, la realidad es que la situación actual es el resultado de un proceso de larga duración. No es éste el lugar para un análisis en profundidad de esta cuestión, pero es importante explicitar que rechazamos cualquier análisis superficial o que asigne el grueso de las responsabilidades a agentes externos y no al propio movimiento del proyecto comunista.
Es también muy común abordar cada uno de los aspectos antes mencionados de manera unilateral, y de hecho merece la pena enumerar algunos de los callejones sin salida más habituales a los que puede llevar esa práctica.
Aquellos/as que ven como absolutamente central el derrumbe ideológico, separado de sus causas y contexto histórico, suelen caer en un teoricismo que se mira el ombligo de manera permanente. Pretenden superar en el plano de lo ideal contradicciones que también, o sobre todo, existen en el mundo material.
Aquellos/as que dan una importancia excesiva a la existencia o supervivencia de Estados auto-denominados socialistas pueden en ocasiones centrar todas sus energías en defendera Estados que obien todavía resisten a través de las décadas (Cuba, Corea del Norte, etc.) o bien han abierto nuevasvías de cambio que se perciben como fundamentales (Venezuela, Bolivia, etc.).
Aquellos/as que sobredimensionan la necesidad imperiosa de reconstruir (o reconstituir) el Partido Comunista pueden verse llevados a procesos frenéticos de aglutinación de siglas o crecimiento cuantitativo. Suelen confundir el autodenominarse como algo con la existencia objetiva de ese algo.
Por último, la grave situación de la clase obrera, el deterioro constante de sus derechos y calidad de vida, pueden llevar a algunos/as a querer participar, dirigir o “hegemonizar” todas las luchas de resistencia espontánea que surjan. Caen en el practicismo y el seguidismo, obviando la necesidad de la organización y teoría revolucionaria.
Por contra, nosotros/as planteamos que los distintos aspectos de la situación actual forman un todo difícilmente separable. Cualquier intento de solucionarlos de manera aislada, o siguiendo algún tipo de plan absolutamente lineal y mecánico, estará condenado al fracaso.
Obviamente es imposible delinear en un único documento los pasos a seguir para salir de esta encrucijada. Estos serán por fuerza el fruto de un proceso colectivo. Dicho eso, desde Iniciativa Comunista no renunciamos a aportar nuestro grano de arena desde nuestra perspectiva y situación material concreta.
El análisis dialéctico de la realidad
Cualquier desarrollo real es siempre el resultado de la interacción y el condicionamiento múltiple de todos los aspectos necesarios de un fenómeno dado. En el problema concreto que estamos tratando no es difícil ver que existe una relación estrecha entre teoría revolucionaria, organización revolucionaria (sea un Partido o no), las estructuras sociales existentes (sean un Estado o no) y la situación general a todos los niveles de las clases oprimidas.
Esta característica típica de todo desarrollo concreto, en la que las causas se vuelven consecuenciasy viceversa, nos lleva a la famosa descripción de todo movimiento dialéctico como un círculo en expansión que gira sobre sí mismo. O, más concretamente, como una espiral, un sistema relativamente cerrado que se desarrolla históricamente según sus propias leyes internas y abarcando cada vez más fenómenos en sí mismo. Esta circularidad siempre ha supuesto un gran obstáculo a la hora de entender la realidad, requerimiento imprescindible para su transformación. Tanto es así que pasados más de 150 años desde que Marx y Engels comenzasen a edificar el materialismo dialéctico como tal todavía es rara la ocasión en la que tratamos de hacer un esfuerzo consciente para continuar la tarea urgente de desarrollarlo y utilizarlo consecuentemente.
No vamos a explorar aquí en profundidad estas puntualizaciones filosóficas, pero creemos que es necesario pasar por encima de las mismas para poder decir: el análisis, teorización, implantación y transformación de nuestra realidad entendida como un proceso interdependiente y desde una perspectiva revolucionaria no es una tarea ni mucho menos sencilla. La complejidad de lo concreto y nuestras limitaciones inherentes nos imponen unas restricciones severas a la hora de llevar a cabo esta tarea. A esto debemos añadir la dificultad coyuntural añadida de que el declive relativo del marxismo desde su posición anterior hegemónica en el movimiento revolucionario nos presente a una (o varias) generaciones que deben comenzar la tarea de la liberación de su clase prácticamente desde cero.
La centralidad del Partido y la teoría revolucionaria
El aislar ciertos elementos (teoría, Partido, Estado, lucha social, etc.) de la totalidad es ya de por sí una abstracción, pero una completamente necesaria para poder avanzar en el análisis. También, o más bien precisamente, un tipo de abstracción completamente coherente con el realizado por otras ciencias, si bien el hecho diferenciador marxista sería el no olvidar el carácter temporal de estas abstracciones mentales.
Para bien o para mal en nuestro ascenso de lo concreto a su comprensión tenemos que abstraer todavía un poco más. Abstraemos, en el sentido de tomar por separado temporalmente elementos de una totalidad, y decimos que en la situación actual consideramos el binomio Partido/teoría revolucionaria como central (o, si se quiere, como “contradicción principal” en el análisis científico de la praxis revolucionaria). Afirmamos esto por dos razones. Primero, como ya dijese Lenin hace más de un siglo, porque no puede existir un movimiento revolucionario sin teoría revolucionaria (cabe incluso mencionar la frase que sigue a este famoso principio: “jamás se insistirá lo bastante sobre esta idea en unos momentos en que a la prédica de moda del oportunismo se une la afición a las formas más estrechas de la actividad práctica”). Segundo, porque como hemos aprendido los/as comunistas sin una organización revolucionaria de vanguardia no puede existir una verdadera dirección y orientación de las luchas de la clase hacia su conciencia para sí. La inoperancia absoluta del espontaneísmo a la hora de presentar una batalla contundente a la clase dominante, incluso aunque el resultado final sea una victoria de corte reformista, es buena pruebo de ello, también en nuestros días. Consideramos por tanto la tarea de reconstituir el Partido Comunista desde la perspectiva del socialismo científico como una cuestión absolutamente fundamental y de la máxima urgencia.
Como hemos dicho la abstracción de los factores es siempre algo temporal, y desde Iniciativa Comunista no olvidamos la importancia de los otros aspectos de nuestra realidad. Creemos que es imposible avanzar en el desarrollo de la teoría revolucionaria y la reconstitución del Partido Comunista sin un contacto estrecho y constante con la realidad concreta, sin un análisis de e identificación con las luchas y movimientos espontáneos de resistencia. No simplemente por una cuestión de principio, sino por ser éstos un factor inseparable en el desarrollo dialéctico (en su génesis y su verificación) de la teoría y la organización revolucionaria. En este sentido reivindicamos como fundamental la llamada “línea de masas” para los/as comunistas. Reivindicamos también la importancia de los acontecimientos a nivel internacional, ya sean estos en los Estados autodenominados socialistas, antimperialistas, o a menor escala. No sirve el desentendimiento absoluto, ni tampoco las críticas fáciles desde posiciones idealistas que nunca encuentran la realidad al gusto de sus deseos. Como habitantes de un Estado imperialista consideramos fundamental el mantener una posición de confrontación firme principalmente contra “nuestro” propio imperialismo, sin que ello implique un seguidismo absoluto de los que pudieran ser sus adversarios coyunturales. Estos dos matices sobre lo que hemos identificado como contradicción principal suponen una de las señas de identidad de Iniciativa Comunista, siendo un eje diferenciador con otros destacamentos comunistas.
Línea de Trabajo
Dado que hemos identificado como centrales las cuestiones de la definición teórica y la reconstitución del Partido debemos definir una serie de tareas y objetivos concretos para avanzar por ese camino.
Rechazamos la aceptación dogmática de cuerpos teóricos entendidos como un todo finalizado que “sólo” debe de ser reimplementado. Es fundamental la autocrítica constante y el análisis concreto, ya que entre las razones del colapso del Movimiento Comunista Internacional sin duda habrá deficiencias de carácter teórico. Por otra parte también rechazamos los intentos, algunas veces indistinguibles de un post-marxismo militante, de dar un salto al vacío y negarse a dar un sólo paso hasta haber “reconstituido” el comunismo desde sus mismos cimientos. El devenir histórico nos obliga siempre, y hoy en día más que nunca, a adoptar una postura autocrítica con el marxismo, y a prestar especial atención a la brecha entre teoría y práctica. Pero esto no implica renunciar a algunos principios fundamentales que han sido corroborados una y mil veces por la historia.
Creemos que se pueden identificar una serie de principios de mínimos, que históricamente es coherente denominar (fundamentos del) marxismo-leninismo, y que pueden servir como punto departida para cualquier desarrollo posterior. Estos son:
- La lucha de clases como motor de la historia; la necesidad de la dictadura del proletariado como etapa de transición hacia la abolición de las clases sociales y toda opresión, el comunismo.
- El análisis desde una perspectiva marxista de todos los tipos de opresión estructural (de género,de raza, etc.). La lucha constante por su superación y la primacía del papel de las/os oprimi-das/os en la misma.
- La necesidad del Partido de vanguardia basado en el centralismo democrático como forma propia de organización del proletariado.
- La necesidad de la combinación de todas las formas de lucha en el enfrentamiento prolongado que llevará al derrocamiento de la burguesía como clase dominante.
- La necesidad de la línea de masas. Sólo un Partido conectado orgánicamente con las masas puede impulsar y dirigir sus posiciones hacia una conciencia revolucionaria (conciencia para sí). Son ellas las que deben ser protagonistas de la revolución y la construcción del socialismo.
- La necesidad del enfrentamiento político contra el oportunismo y el revisionismo. Desde nuestra posición como comunistas en un país imperialista se hace doblemente importante el combatir esas manifestaciones de los intereses de clase burgueses en el movimiento comunista.
- La inevitabilidad de la lucha de dos líneas dentro del Partido (o su embrión), como expresión ideológica de la lucha de clases en su seno, sin que eso signifique que permitamos la existencia de fracciones en nuestra organización.
Dentro de nuestra propuesta por desarrollar las bases necesarias para la reconstitución del Partido Comunista destacamos la importancia del análisis concreto de la realidad. En ese sentido recordamos la urgencia de un análisis de clases del Estado español ajustado a nuestra situación actual. Creemos también necesario un balance del papel de los Partidos Comunistas en los centros imperialistasen el último siglo. A la vista de su persistente deriva hacia posiciones reformistas, revisionistas y complacientes con su postura privilegiada dentro del imperialismo vemos como insuficientes la mayor parte de análisis que se contentan con hablar de traiciones o el poder de la hegemonía burguesa. Si alguna vez vamos a forjar un movimiento auténticamente revolucionario en el seno del imperialismo necesitaremos una visión científica y ajustada a la realidad de las causas materiales de la práctica política histórica de los movimientos comunistas “occidentales”.
También buscamos impulsar el acercamiento a otros destacamentos, organizaciones y colectivos que deseen trabajar con nosotros/as por la reconstitución del Partido. Queremos evitar perder el tiempo con falsos procesos de “unidad”, pero no tememos el debate y la confrontación. Es seguro que algunas de nuestras tesis necesitarán ser revisadas y modificadas, y consideramos imposible llegar anuestros objetivos sin pasar por ese proceso. Por ello potenciaremos el contacto directo con otras organizaciones, la creación de espacios de coordinación comunista, el debate y el estudio colectivo e individual. Todo ello conectado de una manera permanente a nuestra realidad en toda su concreción,tanto a nivel internacional como al nivel de nuestro Estado.