Internacionalismo y solidaridad internacional

Proletarios de todos los países: ¡Uníos!

Manifiesto del Partido Comunista. Karl Marx y Friedrich Engels

Producto estratégico y táctico de primera línea, la concepción del Internacionalismo para los comunistas deviene, inexorablemente, en flujo y reflujo de instalaciones de organizaciones revolucionarias, como así mismo su práctica, a escala mundial.

En el campo de las definiciones políticas del Internacionalismo, cabe destacar, desde nuestra perspectiva: la ideología de la solidaridad internacional de los trabajadores/as de todos los países; es uno de los principios ideológicos fundamentales, que sirven de guía a la clase obrera y a sus partidos y organizaciones.

Encontramos diversas formas de solidaridad internacional, y es que es imposible que la clase obrera de cada país en lucha, no entienda ésta ligada profundamente a la de otros países, por que los enemigos son los mismos, las burguesías locales y extranjeras. La esencia última del capitalismo, los llamados Estados privados móviles (las corporaciones transnacionales, a decir de algún autor), y la globalización del terrorismo de Estado y de la miseria, se combaten en todos los países por los comunistas, de ahí que la escala de intereses sea la misma para todo el proletariado internacional.

El internacionalismo proletario, pues, es la concepción que sostiene la necesidad de la unióny de la ayuda recíproca entre fuerzas revolucionarias de todo el mundo. Se opone radicalmente al imperialismo, generando asociaciones internacionales de solidaridad y apoyando en todas partes todo movimiento revolucionario, contra las condiciones políticas y sociales existentes. El interés de la revolución obrera internacional, es materia troncal para los/as comunistas, y nuestras fuerzas deben dirigirse de manera imparable hacia la construcción de la hermandad revolucionaria en todos los países, en esta fase del desarrollo de la lucha, a través de la solidaridad internacional.

Existen elementos a tener muy claros cuando hablamos de solidaridad e internacionalismo. Por un lado, el carácter de nuestras contrapartes: si son organizaciones de carácter reivindicativo, que luchan por el avance real de la clase obrera, en alguno o varios aspectos, del proceso tan amplio que es la revolución proletaria; o bien si son organizaciones definidamente revolucionarias por su acción y su programa.

Nuestro compromiso e implicación orgánica debe basarse en ese análisis dialéctico y objetivo sobre quienes son nuestros aliados estratégicos y a quienes apoyamos por interés táctico de clase en una coyuntura concreta; al margen de las prioridades propagandísticas del sistema y las modas oportunistas del turismo brigadista “revolucionario”. Como comunistas debemos ubicarnos en la primera línea del combate y la denuncia de todo tipo de represión, y la guerra que ejercen la burguesíay el imperialismo, contra los trabajadores y trabajadoras, así como contra los movimientos de lucha(reivindicativos o revolucionarios), que son perseguidos por defender los intereses de nuestra clase.

Por otro lado, existe una clara diferencia entre la cooperación, el apoyo o caridad de carácter humanitaria – no sólo vacía de crítica y compasiva sino cumpliendo una función de freno en cuanto a las reivindicaciones revolucionarias y de perpetuación del actual orden social- que ONGs u organizaciones similares practican, a la solidaridad política y de clase que aplican las organizaciones revolucionarias. Debemos pensar estrictamente en el terreno de la política,en la aplicación del internacionalismo proletario como mecanismo de base para la unidad comunista internacional.

Recordemos las palabras de Lenin en sus primeros esbozos sobre la cuestión nacional: “El internacionalismo proletario exige la subordinación de los intereses de la lucha proletaria en un país a los intereses de esta lucha a escala mundial”.

El imperialismo en la actualidad

Al analizar el mundo en esta era, vemos que se expresan cuatro contradicciones fundamentales: 1) contradicción entre capitalismo y socialismo, se refiere a la contradicción entre dos sistemas radicalmente distintos, abarcará toda esta época y será una de las últimas a resolverse, perdurará aún después de tomar el Poder; 2) contradicción entre burguesía y proletariado, es la contradicción entre dos clases opuestas y persistirá también después de la toma del Poder, manifestándose de múltiplesformas ideológicas, políticas y económicas hasta su solución cuando se llegue al Comunismo; 3) contradicciones interimperialistas, que es la contradicción entre los imperialistas por la hegemonía en el mundo y se da entre superpotencias entre sí, entre superpotencias y potencias imperialistas y entre las propias potencias imperialistas; 4) contradicción entre naciones oprimidas e imperialismo es la lucha por la liberación de las naciones oprimidas para destruir el imperialismo y la reacción.

Hemos de constatar también que cualquiera de las cuatro contradicciones fundamentales puede aparecer como principal en un momento y lugar determinado según la circunstancia específica de la lucha de clases, transitoriamente o en determinados países.

A fines del pasado siglo parecía configurarse un mundo unipolar surgido de la caída del Muro de Berlín y de la desintegración del bloque de países del socialismo real. En ese contexto, los Estados Unidos de América apostaron fuertemente por intentar garantizar su hegemonía planetaria, apostando por establecer una suerte de Estado planetario bajo el dominio total y absoluto de la Secretaría de Estado, el Pentágono, la CIA y los grandes intereses del capital monopólico que representan, significativamente la industria energética y la armamentística.

El papel preponderante del imperialismo norteamericano está en la actualidad en una gravesituación de crisis, o, dicho en otros términos, se están configurando nuevas fuerzas imperialistasque disputan a los EEUU dicha hegemonía. El factor fundamental es el surgimiento de China como el mayor fabricante del mundo (después de 110 años de dominación de EEUU) y a su vez el comerciante más grande de los productos manufacturados. Sobre esa base, China desarrolla una creciente actividad abriendo mercados para la exportación de capitales, a través de sus alianzas con otras potencias imperialistas (los llamados BRICS). No puede sorprendernos portanto que el surgimiento de China como potencia imperialista de primer orden haya dado lugar a la tensión y a las reivindicaciones territoriales en los mares del sur y del este de China, una zona por donde discurre una parte muy importante del comercio mundial.

Así pues, las nuevas potencias imperialistas (China, Rusia, etc) en el mejor de los casos, sólo llegarán a constituir un orden mundial que implique el retorno al escenario de guerra de rapiña entreimperialismos similar al de las primeras décadas del siglo XX, que abocarían de nuevo al mundo aun peligro inminente de conflicto global, más aún en un contexto de cercanía del agotamiento de los recursos económicos fundamentales (como el petróleo y el gas) en los que se basa la economía capitalista. No obstante el análisis de las contradicciones principales y secundarias debe servir a las y los comunistas para establecer las alianzas tácticas que, en cada lugar y circunstancia concreta, más favorezcan al movimiento obrero en determinadas luchas y circunstancias donde la contradicción interimperialista esté candente.

Dicho esto, no cabe duda que el papel del imperialismo norteamericano sigue siendo muy relevantea nivel mundial, a través de frentes como el militar, encarnado en la OTAN y el económico-financiero, del que hacen parte el FMI, el BM o la OMC. Estas instituciones, bajo una presunta careta de garantía de seguridad o una hipócrita “ayuda al desarrollo económico”, esconden un claro interés de dominación política por parte de este gigante imperialista. En esta situación, Estados Unidos tiene infinitas dificultades para controlar Oriente Próximo, enclave geoestratégico de vital importancia de cara al control de los recursos energéticos. La lucha de más de medio siglo del pueblo Palestino por el establecimiento de su Estado propio en contra de Israel, la principal sucursal del imperialismo norteamericano en la zona, ha permitido que aparezcan otros focos de resistencia como Hezbolá en el sur del Líbano, que derrotó militarmente el enorme poderío israelí. La resistencia iraquí y siria siguen, día a día, oponiéndose a los intereses del invasor y poniendo en grandes dificultades a EstadosUnidos en su control militar y político de la región. Otro elemento relevante es el fracaso de los planes norteamericanos en Afganistán y Libia.

Mención aparte merece el imperialismo que se ejerce desde los Estados de la Unión Europea, con graves dificultades para intentar ejercer un papel hegemónico en el mundo por su dependencia frente al imperialismo norteamericano, si bien con intereses propios a nivel regional. La actual crisis capitalista ha lastrado en gran medida los planes de dichas potencias de segundo orden, debido en parte al malestar y descontento de sus capas populares ante el recorte de derechos políticos, sociales y económicos ocasionados por las medidas adoptadas por el capital en esta región. Globalmente, el desplazamiento del eje económico del mundo al Pacífico incrementa las tensiones en Europa, toda vez que el modelo económico keynesiano es inviable es este continente.

Apoyar sólo a gobiernos que fortalezcan el movimiento popular

Vemos un cierto repunte de procesos revolucionarios en marcha a lo largo de todo el mundo que contradicen las tesis imperialistas del Fin de la Historia, en expresión acuñada a finales del siglo XX. La lucha de clases y la lucha antimperialista continúan. Así lo atestiguan desde la lucha popular en la India hasta los pasos en la organización popular y los avances políticos en la Venezuela Bolivariana. Son muchos los lugares donde sigue una llama de resistencia, millones son los comunistas de todas las naciones del mundo que lo están reorganizándose en la lucha por la clase obrera y el socialismo.

Cuando se aborda la solidaridad internacional desde países capitalistas desarrollados nos topamos frecuentemente con fenómenos de parcialización de la conciencia, de modo que nos encontramos con militantes y organizaciones que apoyan los procesos revolucionarios de otras zonas geográficas pero internamente participan en organizaciones integradas en el régimen. Nosotros nos reafirmamos en lo que dicen los cubanos: la mejor forma de solidaridad es hacer la revolución en tu país. Mientras tanto, oponernos a los planes del imperialismo que ejerce nuestro propio Estado y los de su entorno, es una prioridad para educar y organizar a las masas en la lucha revolucionaria.

La caracterización de los gobiernos supuestamente “de izquierdas” suele ser objeto de polémica entre otras cuestiones porque la información que nos llega es sesgada y parcial. Tampoco es necesario tomar posición ante todos los gobiernos ni que ésta tenga que ser fija en el tiempo. Sin embargo existen zonas estratégicas donde es importante mantener estrechas relaciones. En nuestro caso, América Latina es una zona políticamente sensible y culturalmente cercana, a la que damos prioridad en nuestra solidaridad internacional no tanto por su importancia estratégica (que la tiene y mucha), sino también por las posibilidades reales de ejercer un trabajo político respecto a dichas realidades. Tampoco debemos olvidar a los compañeros del Sahara Occidental, también victimas del colonialismo español. Mostramos nuestro total apoyo a la lucha por la autodeterminación del pueblo del Sahara en su combate contra la ocupación ilegal del Reino de Marruecos.

Los criterios de la organización Iniciativa Comunista, sobre la caracterización de un gobierno, deben tener en cuenta el punto de partida estructural del país, sus contradicciones externas (imperialismo) e internas (clases sociales) y el alcance del proyecto estratégico transformador. Se trata de evitar filias y fobias apriorísticas, dando paso a un análisis materialista basado en hechos políticos y movimiento revolucionario.

Iniciativa Comunista sólo apoyará gobiernos que en su proyecto estratégico esté la superación del status quo del orden establecido en dirección de fortalecer continuamente el movimiento popular contra la oligarquía y el imperialismo. Cualquier tipo de aggiornamento, donde el gobierno no cuestione el poder de la oligarquía sino que busque su “respetabilidad”, no merece nuestro apoyo. El apoyo a un gobierno popular, no obstante, será siempre un apoyo crítico, asumiendo el mismo principio de la asunción crítica del socialismo histórico.

En América Latina, apoyamos al Partido Comunista Cubano y al proceso de construcción del socialismo en dicha isla, así como al Partido Comunista de Venezuela que acertadamente está apoyandoal PSUV en el marco de una alianza antimperialista en la perspectiva del socialismo y a las FARC-EP, una guerrilla que no ha renunciado a la toma del poder y la construcción del socialismo en mitad deuna guerra de más de 40 años contra el Estado fascista colombiano, base estratégica de EEUU.

Debemos siempre tener presente que muchos presidentes de gobiernos populares podrán ser útiles al proceso revolucionario… y después dejen de serlo. Sin cuestionar la función unificadora del líder, lo importante en última instancia son los procesos sociales colectivos y no las personas. Resulta obvio para una organización comunista que no nos conformemos con luchar por una revolución democrática antimperialista, sino que buscamos unir ésta con la revolución socialista a través de una estrategia revolucionaria basada en la construcción de poder popular.

El trabajo político en este sentido se hace clave de cara a ganar la batalla ideológica contra el pensamiento único hegemónico que presenta al capitalismo imperialista como único mundo posible. Es tarea de los revolucionarios desenmascarar las falsas salidas acuñadas por los movimientos primer mundistas que se oponen a las grandes instituciones supranacionales del orden mundial imperante,como el FMI o la OMC, pero que no cuestionan cabalmente el capitalismo como modo de producción.

Debido a la proximidad cultural con América Latina pudiera parecer que dejamos en un segundo plano el resto de luchas antimperialistas y populares de otras partes del mundo, sin embargo no nos olvidamos y manifestamos nuestro apoyo al resto de experiencias populares y antimperialistas que, a lo largo del mundo, se oponen a la hegemonía imperialista estadounidense.

Apoyamos de igual manera la autodeterminación de todos los pueblos; también apoyamos la lucha de los llamados países subdesarrollados por su independencia nacional y económica. En este punto hacemos un reconocimiento especial a la lucha de los pueblos Palestino y Kurdo, además de a los movimientos guerrilleros revolucionarios que existen en el continente asiático, destacando especialmente la lucha de la clase trabajadora India por la toma del poder.

Asumimos pues, como tareas irrenunciables, las de defender la legitimidad de todas las formas de lucha utilizadas por los movimientos y organizaciones populares contra el capitalismo y el imperialismo y denunciar las actividades de injerencia que, desde el Estado español, puedan producirse contra los movimientos revolucionarios.