Movimiento Obrero, servicios públicos y resistencias frente a la crisis

En el periodo de los combates del Ruhr, los comunistas alemanes pudieron comprobar el conocido hecho de que los obreros no sindicados se mostraron más revolucionarios que los obreros sindicados. Humbert-Droz se muestra indignado por ello y afirma que eso no pudo ocurrir. ¡Cosa extraña! ¿Por qué no pudo ocurrir? En el Rhur hay cosa de un millón de obreros. Cerca de doscientos mil pertenecen a los sindicatos. Los sindicatos los dirigen burócratas reformistas ligados por infinitos hilos a la clase capitalista. ¿Qué tiene de sorprendente que los obreros no sindicados se mostrasen más revolucionarios que los sindicados? ¿Acaso podía ser deotro modo?

El problema de los combates de clase del proletariado. J. V. Stalin

La cuestión sindical

La participación dentro del movimiento obrero por parte de IC es un objetivo estratégico para la organización, y por lo tanto prioritario. No obstante hay que recordar que nosotros/as no luchamos exclusivamente por tal o cual mejora económica o social de un sector de los/as trabajadores/as o de todas las clases trabajadoras, sino que nuestros trabajo aspira a transmitir conciencia revolucionaria en las trabajadoras y trabajadores (tanto en su sentido colectivo, como individual). Esto quiere decir que nuestra labor es ganar para el campo revolucionario a los sectores de trabajadores/as de pensamiento avanzado e intermedio. La necesidad de la clase obrera por la construcción de un nuevo poder proletario frente al viejo orden burgués debido a causas objetivas y para ello la única forma pasa por articularse como clase a todos los niveles, inclusive en la organización de las y los revolucionarias/os, el Partido Comunista. El militante de IC debe saber vincular cada problema, cada injusto tratamiento del sistema capitalista a nuestra clase ya sea parcial o general al problema general del orden capitalista y la necesidad objetiva de su derrumbe e implantación de la dictadura del proletariado.

A nivel general la clase trabajadora española no está sindicada, aunque si podemos definir que en los sectores estratégicos sigue habiendo un alto porcentaje de afiliación sindical. En cualquier caso los duros años de luchas económicas harán que los sindicatos vuelvan a tener importancia y un más que probable reordenamiento de las centrales sindicales. Dentro de la propia realidad de la organización, IC asume la necesidad de contribuir en el desarrollo y fortalecimiento de un sindicalismo de clase y de combate.

Por otra parte no podemos negar una realidad de millones de trabajadores y trabajadoras no sindicadas que se articulan a través de otras estructuras (asambleas, barrios, plataformas, piquetes), nuestra principal consigna es que la organización debe agitar allá donde estén los trabajadores y trabajadoras, por lo tanto no debemos despreciar otro tipo de estructuras por el mero hecho de no ser estrictamente sindicales.

IC defenderá en cualquier espacio sindical o político donde participe los siguientes principios del sindicalismo:

  • Principio de Unidad de clase: la unidad de la clase obrera es fundamental para la defensa de sus intereses. Nuestra fuerza reside en la unidad y en la fuerza de la aplastante mayoría, a la par de que los burgueses parásitos nos necesitan para hacer funcionar su mundo. La unidad no debe forjarse bajo cualquier pretexto y la consigna debe entenderse dentro del campo de la estrategia revolucionaria: Unidad para el combate a los planes y al programa de la burguesía, unidad de acción contra la patronal y sus esbirros y unidad orgánica para la reconstrucción del sindicalismo de clase y de combate. Unidad ante la agresión, tocan a un sector de los/astrabajadores/as, tocan a la clase obrera.
  • Principio de democracia popular: La principal herramienta decisoria de los obreros y las obreras es la asamblea de trabajadores.
  • Principio de legalidad obrera: Cualquier método de lucha o cualquier desobediencia a las leyes burguesas está justificada si la asumen los trabajadores y las trabajadoras. No podemos ceñirnos al marco de legalidad burguesa que nos oprime y estrangula. Las leyes están diseñadas para desarmar y hacer inofensivas al movimiento obrero. De forma estratégica, la primera ley burguesa que hay que rechazar abiertamente es la propiedad privada de los medios de producción y los recursos.
  • Principio de combatividad: Entendemos que el sindicalismo debe ser de confrontación directa con los intereses de la patronal.
  • Principio de independencia económica: La clase obrera se financia por sí misma. Las cuotas delos/as afiliados/as deben ser la principal fuente de financiación de las organizaciones obreras para garantizar la no injerencia de la burguesía en su interior.
  • Principio de violencia revolucionaria: Es la violencia la que garantiza la perpetuación del injusto orden burgués, por lo que sólo mediante la violencia revolucionaria, confrontando el nuevo poder frente al viejo, podemos garantizar el triunfo de la revolución. Cualquier paso para armar a la clase obrera y al pueblo es positivo siempre y cuando sea asumido por sí mismos.

El empobrecimiento absoluto de la clase obrera y el bienestar material

Los últimos años de crisis han provocado un empobrecimiento absoluto de la clase obrera, el salario mediano ha disminuido un 10% a la par que los bienes de primera necesidad se han revalorizado del orden de un 15%. La tendencia lejos de invertirse continua agudizándose en lo que se conoce popularmente como los recortes.

Entre otras contradicciones el capitalismo es incapaz de solucionar tres grandes contradicciones evidentes para cualquier trabajador/a, y como tal debemos centrar nuestras consignas en los espacios populares de resistencia a los efectos de la crisis.

  • El proletariado desahuciado, millares de trabajadores y trabajadoras sin acceso a la vivienda mientras que el Estado español cosecha el mayor parque de viviendas de Europa. “Gente sin casas, casas sin gente”.
  • Las elevadas e insostenibles tasas de paro, que afectan fundamentalmente a la juventud y a las mujeres, contrastan asombrosamente con el ya consumado aumento de la edad de jubilación y la intención de volver a subirlo hasta los 70 años. Las evidentes necesidades sociales y materiales que se deben cubrir con puestos de trabajo que nadie genera. “Jóvenes sin trabajo,ancianostrabajando”.
  • El hambre vuelve a azotar a la clase obrera, mientras los stands de los supermercados rebosan de comida. Los magnates de la alimentación hacen fortuna mientras tiran toneladas de comida. Además grandes extensiones de tierra en el Estado español están en manos improductivas, el reparto de la tierra sigue siendo una cuenta pendiente de la herencia latifundista semifeudal. “Supermercados llenos, familias con hambre”.

Esta sensación ha hecho que las grandes capas populares apoyen de hecho o de palabra diversos movimientos sociales como puedan ser las mareas en defensa de los servicios públicos, las asambleas barriales, las redes de solidaridad asistenciales etc. Debemos aprovechar estas contradicciones para generar conciencia revolucionaria a través de estas redes o junto a ellas, no dar lecciones desde fueraa un público que no va a estar dispuesto a escucharnos.

Debido a que estos espacios son muy heterogéneos deberemos afinar la política de alianzas para no aislarnos y tratar de buscar siempre la línea de separación entre el campo revolucionario y el campo reformista. Entendemos que la línea fundamental pasa por evidenciar los puntos en los que están de acuerdo los partidos del régimen.