«Cuando el imperialismo desata una guerra de agresión contra un país así, las diferentes clases de éste, excepto un pequeño número de traidores, pueden unirse temporalmente en una guerra nacional contra el imperialismo. Entonces, la contradicción entre el imperialismo y el país en cuestión pasa a ser la contradicción principal, mientras todas las contradicciones entre las diferentes clases dentro del país quedan relegadas temporalmente a una posición secundaria y subordinada»
Mao Zedong
Tras 38 años bajo el yugo de la administración francesa (1922-1960), Níger logró su «independencia». Sin embargo, a día de hoy —a menos que la nueva Junta Militar logre resistir la embestida de Occidente y los países dominados de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (ECOWAS)— continúa bajo la bota parisina. Níger ha sobrevivido, primero a un régimen colonial y ahora al imperialismo descarnado de la Unión Europea (UE).
El pasado 26 de julio, una Junta Militar liderada por Abdourrahmane Tiani se alzó sobre el Gobierno títere de Mohamed Bazoum. Al recibir la noticia, las calles de la capital Niamey se llenaron con miles de personas que salieron a celebrar lo que puede significar la expulsión definitiva de Francia del país africano. Occidente tampoco tardó en responder y los principales representantes políticos del capital financiero: el Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, y el Secretario de Estado de los Estados Unidos (EEUU), Antony Blinken, amenazaron al nuevo gobierno con una intervención militar. En esta ocasión EEUU no dispone de un interés tan grande como el de la UE en la región africana —no obstante dispone de una base militar en Agadez, centro clave por sus prestaciones para operar drones militares—, pero como director de la orquesta imperialista su posición siempre ha de tenerse en cuenta.
La ECOWAS, por su parte, ha dado un ultimátum de 7 días para restaurar el anterior gobierno. Aunque el senado de Nigeria (líder de la ECOWAS) se ha posicionado en contra de la intervención, hoy se cumple la fecha límite y una vez más los comunistas del Estado español seremos meros contempladores de aquellos sucesos que definen el rumbo de la vida de nuestra clase.
Níger
La República de Níger, situada en el hemisferio norte del continente africano, es un país de alrededor de 1.266.491 km² que cuenta con una población aproximada de 24,5 millones de habitantes. Para que el lector pueda hacerse una idea, España presenta una extensión de 505.900 km² y una población de 47,5 millones de habitantes. Francia, principal benefactor del «expolio» del país africano, posee 551.695 km² y 67,75 millones de habitantes.
La esperanza de vida en Níger es de 61,5 años y la tasa de alfabetización es del 30%. El PIB anual es de alrededor de 17.148 millones de dólares, y el PIB per cápita es de 653 (ni el 2% del PIB per cápita francés). El PIB proviene principalmente de la agricultura (37,9%), seguido de cerca los servicios (36,6%) y la industria (21,2%). La agricultura es principalmente de subsistencia, ocupada por el 80% de la población (3% el sector secundario y 17% el terciario). Según el Banco Mundial, aproximadamente el 50% de la población se encuentra por debajo del umbral de pobreza.
La UE, centinela de los «derechos humanos», en colaboración con el Gobierno predecesor a la Junta Militar, durante 2022 y principios de 2023 puso un plan en marcha para atraer la inversión extranjera a través de la Cumbre de la Unión Africana para la Industrialización, la Mesa Redonda de presentación del Plan de Desarrollo Económico y Social 2022-2026 y el I Foro Económico UE-Níger donde participaron 70 empresas (16 españolas). Por su parte, el Gobierno de Níger, con objeto de facilitar la llegada de empresas extranjeras estableció la Agencia Nacional de Promoción de Inversiones Privadas y Proyectos Estratégicos y creó la Eurocámara de Comercio. Tales movimientos buscaban, principalmente, la regulación del sector de la minería con objeto de facilitar su explotación por parte de empresas europeas para el «desarrollo» del sector industrial [1].
En 2022, las exportaciones de Níger presentaron un valor de 535 millones y las importaciones de 2.353 millones. A la UE se exportó por valor de 151 millones (28,22%) y se importó por 353 millones (15%). Las exportaciones se distribuyeron principalmente en: combustibles minerales, aceites minerales y productos de su destilación y materias bituminosas (38,63%), minerales (28,60%) y perlas y piedras preciosas o semipreciosas (12,01%). Las importaciones: cereales (17,03%), vehículos diferentes de trenes y tranvías (8,23%), maquinaria (8,11%) y aeronaves y sus componentes (7,91%). En 2021, por países, las exportaciones alcanzaron un valor de 663 millones (1.247 millones en 2020 y 535 en 2022) donde Francia fue el principal beneficiado (23,16%), seguido de Mali (21,78%), Burkina Faso (14,44%) y Nigeria (10,01%), países fronterizos, y Emiratos Árabes (9,06%). Sin rastro de Rusia. El «gigante asiático», ocupa el primer puesto entre las importaciones de Níger: China (18,67%), Francia (14,14%), India (8,53%), Nigeria (7,52%) y EEUU (6,54%).
Por otra parte, la Inversión Extranjera Directa en recibida fue de 755 millones y la emitida de 58 millones: Francia (50%), seguido de China, Costa de Marfil, Togo y Libia.
El uranio
Uno de los motivos que llevó a Francia a permanecer en Níger fue el descubrimiento del uranio en 1957. A día de hoy, este elemento es imprescindible para la producción de energía nuclear, donde Francia ocupa el segundo puesto (63.130 MW), tan solo por detrás de EEUU. El 70% de la electricidad producida por el país procede de la energía nuclear. Este hecho es importante en tanto que los datos esgrimidos en el apartado anterior no tienen en cuenta la cadena de valor inherente al desarrollo imperialista, a partir de la cual Occidente y Japón son los principales beneficiados de la explotación de los países del Sur Global. No puede medirse con una misma escala la producción de uranio y la obtención de electricidad para el autoconsumo, que su obtención y posterior exportación con objeto de incrementar la tasa de ganancia.
Volviendo a Níger, se trata del séptimo productor de uranio en el mundo (5%) y el primero de África [2]. Constituye casi la totalidad de las exportaciones que recibe Francia y es utilizado para producir el 40% de su energía nuclear. La explotación del uranio en Níger comenzó en 1971 a cargo de la Sociedad de Minas del Aïr (SOMAÏR), aunque unos cuantos años más tarde (1978) se incorporó la Compañía Minera de Akokan (COMINAK) [3, 4]. Ambas entidades pertenecen a Orano (Francia) que también dispone de una participación mayoritaria en la mina de Imouraren que actualmente se encuentra inactiva. La producción se vende primariamente a sus socios en proporción a su capital a un «precio de extracción» marcado por el Gobierno. Desde 2012 el precio es de 73.000 CFA/KgU (145$/KgU). Dado la ligazón del Franco de la Comunidad Financiera Africana (CFA), primero al franco y posteriormente al euro, Francia y la UE pueden importar mercancías por un valor muy reducido en comparación con otros países [5].
China, a través de China National Nuclear Corporation (CNNC) (37,2%) y Zhongxing Joy Investment (5%) dispone del 42,2% de la Société des Mines d’Azelik (SOMINA). Esta empresa se estableció en el país en 2007, sin embargo en 2015 la mina cerró su actividad debido a la imposibilidad de hacer frente a los sobrecostos de producción. Una vez más, el poder económico Chino se vio incapacitado para competir con Francia. A Rusia, por su parte, ni se le ve ni se le espera.
Por último, Imouraren pertenece a Orano Expansion, donde el 86,5% corresponde a Orano y el 13,5% a Korea Electric Power (Corea del Sur). En 2013 la CNNC intentó comprar sin éxito una participación del 10%. Actualmente la mina se encuentra en proceso de optimizar el procedimiento de extracción. Existen otros proyectos como Madaouela cuya mina dispone, según GoviEx Uranium, de uno de los mayores recursos de uranio del mundo. Las principales empresas asociadas a este proyecto son Deninson Uranium (20%, Canadá) y GoviEx Uranium (10%, Canadá), aunque Toshiba (9%, Japón), Ivanhoe Industries (EEUU, 6%) y Cameco (4%, Canadá) también tienen participación. El proyecto Dasa corre a cargo de Global Atomic Corporation (Canadá). Más atrasado se encuentra el desarrollo del depósito Abokorum, donde si bien China (CNNC) en 2006 parecía que tomaba la delantera, pronto se uniría Australia mediante Artemis Resources y posteriormente Orano, que dejarían atrás a China.
Los porcentajes no descritos pertenecen mayoritariamente al Gobierno de Níger previo al levantamiento, con lo cual, en última instancia quedaban de nuevo al servicio del imperialismo occidental. Sin ir más lejos, Orano tan solo paga al Gobierno un 5,5% del beneficio obtenido por la extracción del uranio en sus minas. Tal privilegio no lo disponen el resto de países.
Presencia militar de Francia
El 15 de agosto de 2022 Malí expulsó a Francia de su territorio. Consecuentemente, miles de militares franceses se vieron obligados a abandonar el país. La Operación Barkhane se trasladó a Níger, donde desde hace más de un año alrededor de un millar de soldados ocupan la capital. El interés de Francia en la zona no se debe exclusivamente al uranio —aunque sin lugar puede considerarse el elemento más importante—, Níger también produce el 10% del carbón mundial —aclamado mineral cuya extracción es deslocalizada por los países imperialistas bajo su compromiso de no contaminar el planeta—, petróleo (300 millones de barriles), cobre, plata, litio, etc [6].
Tras la masacre imperialista en Libia, de nuevo ante la atónita equidistancia de una parte del comunismo del Estado español, Francia incrementó su presencia militar en la región del Sahel. Estableció el conocido como G-5 del Sahel, un acuerdo militar que incluía a Burkina Faso, Chad, Mali, Mauritania y Níger [7]. Este acuerdo permitió el despliegue de las fuerzas militares francesas por toda la región. Si bien la actividad militar no es, en sí misma, condición sine qua non para determinar el carácter imperialista de un país, los datos esgrimidos anteriormente evidencian que este despliegue militar está destinado a defender unos intereses económicos esenciales para el imperialismo francés.
Conclusiones
Como se ha podido observar, el dominio económico sobre Níger es ejercido casi en su totalidad por Occidente, principalmente por Francia. Es cierto que, tal y como se señala en el Línea Roja nº.4 [8], la propaganda occidental unida al innegable desarrollo económico de China, puede llevar a sectores comunistas a considerar que el país asiático constituye una potencia imperialista. Sin embargo, al igual que sucede con Rusia [9], basta dedicar un poco de tiempo a la búsqueda de referencias que legitimen tal posicionamiento para darse cuenta de que no queda respaldado. Es importante recordar que un país capitalista no necesariamente configura una potencia imperialista, lo cual no niega su carácter explotador.
Anteriormente hemos ofrecido una serie de datos donde, por un lado, no hemos sido capaces de localizar a Rusia, y por el otro, hemos visto a China de pasada. La honestidad científica que debe procurar nuestra doctrina implica no asumir conclusiones a priori para buscar más tarde su justificación teórica. Así sucedió con una parte considerable del movimiento comunista con la guerra de Ucrania y así ha vuelto a suceder con el levantamiento militar en Níger.
El punto de partida debe ser reconocer que nuestro Estado pertenece al bloque imperialista constituido en la UE. Las tareas políticas de los comunistas no pueden abstraerse de ese hecho en ningún punto. Precisamente, una de nuestras principales tareas es exponer que no somos observadores pasivos y que nuestro Estado se nutre en gran medida de la explotación del resto del mundo. Desgraciadamente, muchos comunistas llevan años entendiéndolo al revés. Insisten en hacer tabula rasa uniformando por completo las características de los estados capitalistas. Centran sus esfuerzos en crear la ilusión de una falsa equivalencia entre siglos de cruento expolio y los tímidos intentos de países semiperiféricos por recobrar un mínimo de autonomía. Cualquier país que aspire a recobrar una parte de su soberanía —sea económica o militar— es catalogado de imperialista, independientemente del grado de explotación al que el sistema capitalista mundial somete al proletariado de dicho país —sin ir más lejos, China continúa siendo un emplazamiento clave en la cadena de valor para miles de monopolios occidentales a través de los cuales explotan al proletariado chino e incrementan exponencialmente su beneficio—.
Como comunistas debemos tener presente que la «definición» de imperialismo a principios del siglo XX, si bien supuso un salto cualitativo y barrió del escenario socialista al chovinismo de la II Internacional, no sirve para explicar la totalidad de su desarrollo en la actualidad. Seguir a «pie juntillas» el «recetario» leninista de 1916 implicaría asumir que cualquier país del mundo es hoy imperialista. Consecuentemente, implica asumir que todo conflicto es interimperialista.
Y, ¿a quién beneficia la defensa de la tesis del interimperialismo? Tristemente parece que muchos no han aprendido nada. El «ni OTAN ni Gaddafi» fue la vomitiva consigna de moda entre algunos comunistas mientras el ejército norteamericano bombardeaba Libia. Igual sucedió con Siria. Por lo tanto, la preguntas que debemos hacernos son: ¿volverá la impasibilidad ante un suceso con potencial para debilitar al imperialismo? ¿Desde la más feroz equidistancia, fingiremos despiste, y volverán a lucir las posiciones contrarias al internacionalismo proletario? Nuestro trabajo es luchar contra el Estado español, la UE y la OTAN. Ni más, ni menos. Y siendo sinceros, repartir equitativamente la crítica entre la OTAN y sus enemigos parece una forma bastante pobre de encomendarse a dicha tarea.
Por Bruno Daimiel y Raul Tejada
Notas
[1] Oficina de Información Diplomática. República de Níger.
[2] El Orden Mundial. Níger, atrapado en el uranio.
[3] World Nuclear. Uranium in Niger.
[4] Spain’s Enusa posee una participación del 10%.
[5] Desde 1999, 1 euro equivale a 655,98 francos CFA. Este valor no solo favorece el expolio del país africano, si no que permite a su burguesía local el disfrute de mercancías importadas cuyo precio es inalcanzable para el grueso de la población.
[6] elDiario.es. El polvorín de Níger.
[8] Iniciativa Comunista. Monográfico sobre imperialismo. Línea Roja nº.4.
[9] Adrián Rojas. La OTAN, Rusia y el fetiche del interimperialismo.