Las tareas de los comunistas ante el nuevo año.

2025-01-09T03:30:53+01:008 de enero, 2025|Actualidad, Opinión|
banderita alzada

2024 ha llegado a su fin y queda todo por hacer, quedan mil senderos por andar. Dejamos a la espalda un año oscuro, como lo son todos bajo la sombra del capitalismo. Un año en el que las contradicciones del capital se han dejado ver con lucidez, sacudiendo la tierra con fuerza, haciendo temblar nuestras vidas. Un año transcurrido bajo la melodía de los tambores de guerra y el sonido de las explosiones por todo el medio oriente.

Mirando hacia dentro, hacia nuestro marco de lucha inmediata, se han desvelado algunos secretos, ya cantados a voces por décadas. La izquierda institucional ha dejado al descubierto su naturaleza. La corrupción va apoderándose del PSOE, al tiempo que los personalismos y la hipocresía terminan de hundir el barco zozobrante de la alternativa socialdemócrata de SUMAR. Y en medio de la tormenta, sin una alternativa revolucionaria ante su cretinismo, crecen los monstruos de la reacción, siempre al acecho, preparados para señalar con sus garras a la clase obrera.

Con todo, pese a todo, el gobierno intenta salvar la situación con el cuento fantástico de que la economía avanza con la fuerza de una locomotora. Pero toda fantasía termina por derrumbarse cuando rascamos la superficialidad del relato burgués. Mientras los capitalistas retoman su habitual marcha suicida tras el parón de la pandemia, los trabajadores, de múltiples ramos, se hunden en la creciente carestía y precariedad. Los precios continúan al alza, aun cuando el gobierno parezca celebrar la bajada en el ritmo de su crecimiento. El problema de la vivienda se agudiza, y la alternativa, desde la política institucional se debate entre construir vivienda y enriquecer a constructores y promotores, o bonificar el alquiler y enriquecer a caseros y rentistas.

En definitiva, mientras la riqueza que producimos se va para financiar a empresarios, rentistas y ejércitos, las condiciones de vida de los trabajadores empeoran. Los servicios públicos se degradan, y los salarios pierden capacidad adquisitiva. Pero esto, nos dicen, no debería preocuparnos. Los medios, al servicio de los intereses capitalistas, financiados por los capitalistas, dan alas a la reacción y, a coro con youtubers y streamers, señalan al migrante. El sector más desposeído de nuestra clase. Todo acaba por guardar las espaldas a quien se enriquece a costa de nuestro sudor, y el sentido común burgués acaba por anidar en las cabezas de nuestros compañeros, amigos y familiares.

Pero fuera de nuestras fronteras, de unas fronteras que este año han arrebatado la vida a más de 10.000 personas, la situación no mejora. El capital es un monstruo sediento de ganancia incapaz de detenerse. En su desesperada carrera arrasa con todo a su paso. La naturaleza se marchita y con su andar crecen las guerras.

La necesidad de expansión del capital se manifiesta en el hacer competitivo y desesperado de los burgueses, lanzados a la conquista de nuevos mercados y recursos. El grande se come al pequeño, y entre los grandes se firman alianzas de traición. Los trabajadores de todo el mundo aparecen como su principal víctima. Pero allí donde el imperialismo aprieta, germina la semilla de la respuesta. Pese al genocidio y el avance del sionismo el pueblo de Palestina, Líbano y Yemen resiste, rearticulando sus fuerzas a cada golpe.

Oscuridad y falta de alternativa: así están las cosas en estos primeros días que dejan atrás el centenario de la muerte de Lenin. Mas queda clara cual debe ser nuestra orientación. Los comunistas debemos enfrentarnos a este mundo de miseria. Pero no podemos pasar a la ofensiva desarmados. Necesitamos prepararnos.

Estamos en un momento de rearticulación, de aprendizaje y construcción. Firmes a nuestros principios nos queda forjar nuestra espada. Es necesario que vayamos construyendo las herramientas de la revolución. Debemos transformar la imperante dispersión en unidad, y la unidad en fuerza organizada.

Esta tarea urgente nos exige esfuerzo y valentía. Debemos poner las cartas sobre la mesa, clarificar nuestros objetivos, investigar nuestras capacidades. Debemos dotarnos de una organización profesional capaz de leer la realidad, capaz de moverse de acuerdo con los objetivos de la revolución proletaria mundial.

Debemos poner toda nuestra capacidad al servicio de la reconstitución del partido comunista. Siendo conscientes de que el partido solo funciona como tal cuando es reconocido y referenciado por las masas de trabajadores.

En lo concreto: debemos analizar el mundo al calor del análisis científico, identificar a nuestros enemigos y a nuestros aliados. Debemos, por lo demás, crear una hegemonía proletaria, capaz de difundir una visión científica del mundo que tenga la fuerza de deshacer los nidos de la reacción y articular a las masas en torno al programa básico comunista en una etapa de ofensiva: la dictadura del proletariado.

Y en todo esto necesitamos determinación y sacrificio militante. Necesitamos disciplina. Nos valemos a una causa mayor que nuestro deseo individual. Debemos dejar aparcados rencores y personalismos, vicios liberales que traban nuestro esfuerzo. Debemos asumir una actitud de camaradería, y hacer realidad la máxima comunista: ¡Proletarios del mundo uníos!

¡Por un año de avance en el camino de la reconstitución del Partido!

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